miércoles, 3 de septiembre de 2008

MEMORIAS DE SOBREMESA


“Yo comprendí en seguida que a mí no me interesaba, ni por lo más remoto, escribir una historia y echarla a competir con la que el productor tiene en la cabeza, sobre todo porque el productor no sabe en qué consiste ni qué cuenta esa historia suya que tanto le gusta: de lo único que esta seguro es que debe arrasar en las taquillas.”

“Bergman, ése sí que en cuanto puede se pone trascendente, a mí me suena a ejercicios espirituales en protestante.”

“Parece como si la tragedia o el drama fueran la verdad de la vida y la comedia o la farsa lo inventado. Yo me resisto a admitirlo. Creo que, desde el punto de vista literario, uno tiene que manipular la realidad para hacerla rotundamente trágica o dramática. (…) Fernando Fernán-Gómez me ilustro esta teoría con un ejemplo perfecto. Un amigo suyo, con el matrimonio en crisis desde hace ya tiempo, decide acabar con la situación y una madrugada, en medio de una bronca con su mujer, echa en una maleta unos calzoncillos y el cepillo de dientes, abandona el hogar dando un portazo, baja a la calle, llueve a mares y no pasa un taxi. Harto de esperar sube a su casa, y su mujer, que esta llorando , al oírlo entrar se precipita en sus brazos: “¡Has vuelto!” Y el amigo de Fernando echa las manos por delante para frenarla, y le explica: “No. Es que no hay taxis”. Si el relato de esta escena lo cortamos en el portazo, tenemos una situación dramática. Pero si no nos callamos lo que sigue, la situación acaba siendo cómica.”

“La elección de los adjetivos, que es una cosa muy delicada en literatura, en el cine es cosa del director; o debe serlo, porque a veces decide el productor: ¿de qué sirve que tu escribas que Maruja tiene dieciséis años y el pelo rubio pajizo, si luego se le da el papel a una morenaza que ya ha pasado de los treinta? En mi opinión el guión es o debe ser lo único sustantivo, o sea, la historia, narrada sin retórica y con unos diálogos lo menos literarios que sea posible.”

Algunas perlas de Rafael Azcona en el libro: “Memorias de Sobremesa: conversaciones de Ángel S. Harguindey con Rafael Azcona y Manuel Vicent”.

2 comentarios:

Dorada dijo...

"No, es que no hay taxis".
Gran final.

;)

gabkarwai dijo...

Gran Azcona, gran taxi!